ESPECIAL SOBRE MIGRACIÓN
Sábado, 5 de Febrero de 2005, actualizado a las 06:00
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GERMÁN GARCÍA
ALGUNOS CONCEJALES SE OPONEN A QUE LOS JORNALEROS TENGAN UN CENTRO QUE LOS APOYE, LO QUE LOS OBLIGARÍA A CONTINUAR BUSCANDO EMPLEO EN LAS CALLES.
Las razones del no a jornaleros

JUAN ALANÍS

Concejales opuestos a la construcción de un centro para jornaleros indocumentados hablan con RUMBO

houston — Son 5 de los 14 concejales los que se oponen firmemente a gastar dinero público para tal fin. Pese a su oposición, el ayuntamiento construirá el centro.

El mes pasado el Concejo aprobó gastar los $190,000 necesarios para las obras.

La concejal Pam Holm había logrado aplazar ocho días la decisión. Cuando finalmente la decisión se tomó, estos cinco concejales se opusieron con su voto, entre ellos Holm.

RUMBO habló con ellos para conocer las razones de su negativa. Entre ellas, la supuesta desilusión por el hecho de que los centros de jornaleros que ya hay no son lo que se esperaba, tanto para la ciudad como para los propios jornaleros (entre 3,000 y 7,000), en su mayoría extranjeros indocumentados.

Otra razón es la firme creencia de que el gobierno municipal no debe aportar ninguna ayuda a los indocumentados, a los que acusan de violar las leyes de inmigración.

Pam Holm, la más fuerte opositora, declaró que se niega rotundamente a que el municipio utilice el dinero de los ciudadanos para ayudar a organizaciones sin ánimo de lucro a desarrollar sus actividades o programas, sin importar cuáles sean las ventajas para sus beneficiarios.

Reconoció, sin embargo, que desconocía la gravedad de los problemas que los jornaleros causan a la ciudad, y se mostró indiferente a su solución.

Estas declaraciones no sorprendieron a Gordon Quan, presidente de la Comisión de jornaleros del municipio y también miembro del Concejo Municipal. Quan señaló que había invitado repetidamente a Holm a participar en las reuniones de la Comisión, y que ésta aún no había asistido a ninguna.

Violan la ley

Por su parte, el concejal Michael Berry recalcó que los jornaleros son en su mayoría inmigrantes indocumentados que violan la ley, y consecuentemente el municipio no les debe asistir.

Igualmente, Berry considera que al financiar un local y facilitarles los medios para conseguir empleo, el ayuntamiento estaría contribuyendo a la violación de la ley e invitando a otros a que hagan lo mismo.

Mike Ellis, concejal del distrito 1, comparte el punto de vista de Berry. Ellis señala que los centros de jornaleros sencillamente no funcionan. Precisamente fue él uno de los concejales que apoyaron la creación y financiamiento de estos centros a finales de los años 90. Ahora, sin embargo, dice haber llegado a la conclusión de que el problema está fuera del control del ayuntamiento.

Según él, a los jornaleros les conviene más estar en las calles, porque son más accesibles y tienen más posibilidades de encontrar trabajo, mientras que a los empleadores también les conviene, ya que no tienen que identificarse y pueden obtener mano de obra más barata. En los centros de jornaleros se registra a los empleadores cuando éstos quieren dar trabajo a alguien. "Mientras esto siga así, el ayuntamiento no puede hacer nada", comentó Ellis.

Toni Lawrence, concejal del distrito A, confesó sentirse incapaz de apoyar el financiamiento de los centros de jornaleros porque considera que echó en falta la versión de los vecinos y comerciantes de la zona sobre la presencia de un nuevo centro de jornaleros en su área.

Lawrence agregó que si los comerciantes y vecinos de la zona en cuestión se oponen a la instalación de dichos centros, los jornaleros simple y llanamente deberían buscar otro lugar donde buscar un trabajo.

La quinta concejal que se opuso a la aprobación, Addie Wiseman, rehusó hacer comentarios en referencia a su postura.

Benito Juárez, director de la Oficina de Asuntos de Inmigración del ayuntamiento, expresó que la problemática de los jornaleros es compleja y aún está por resolverse.

"Es muy difícil que los jornaleros realmente logren cambios, porque no tienen quién los represente. No son ciudadanos y no pueden votar. Quienes sí votan y tienen representación son los comerciantes y vecinos que los rodean. Ellos son los que tienen el poder", dijo.

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