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R. RODRÍGUEZ |
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SARA MACEDO TIENE UN ALTAR EN MEMORIA DE SU ESPOSO EN LA PARTE TRASERA DE LA TIENDA EL RINCONSITO. |
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El caso Macedo, una obsesión
REGINA RODRÍGUEZ
El detective que lleva el caso ve su resolución como un asunto de honor; su esposa preferiría que no se hablara tanto del asesinato
Después de 15 meses de haber sido asesinado en la tienda de discos que era el sueño de los dos, Abraham Macedo sigue presente no sólo en la vida de su esposa Sara. También se ha vuelto una sombra en la vida de David Fugitt, quien todos los días ve la foto de Macedo que tiene sobre su escritorio.
"Yo ya no lo puedo traer de regreso. Pero nunca le voy a decir al detective que pare, porque sé que un día se va a hacer justicia para que no le pase a otra familia", dijo Sara sobre la investigación, que se inició el 14 de noviembre de 2003 cuando Macedo fue asesinado, y que no ha rendido frutos.
Fugitt es el encargado de que se haga justicia en el caso de su marido. El detective de la policía de Austin (APD) no considera el caso de Macedo como "un número más". Para él, es casi un asunto de honor.
"Hay veces que ni duermo pensando en lo que voy a hacer [sobre el caso]", dijo Fugitt a RUMBO. "Es realmente frustrante".
Fugitt ha trabajado con el APD desde hace 11 años y en la división de homicidios tiene cuatro años. En el caso de Macedo, lo más difícil ha sido la falta de pistas.
Muerte en El Rinconsito
El 14 de noviembre de 2003, a las 10 pm hubo un tiroteo en la discoteca El Rinconsito (sic), en 3128 Manor Rd. Macedo, su propietario, estaba con su esposa cuando dos individuos de origen hispano, de unos 18 años, entraron al establecimiento con la cara cubierta, para robarlo. Al defenderse, Macedo fue baleado y murió.
Nadie los vio, excepto Sara, pero ella no los pudo fijar en la memoria. "Todo fue muy rápido", dijo. Podría identificar las voces, pero no se atreve por temor a culpar a un inocente.
Sin evidencias, sin rastro de los jóvenes, Fugitt sólo tiene las balas asesinas. "He estado en contacto con agencias de policías en Dallas, San Antonio y otras ciudades", dijo Fugitt. La única manera de tener una pista es por medio de pruebas balísticas, por si acaso, en un crimen futuro, aparece la pistola que mató a Macedo.
Sara, por su parte, tiene una pregunta recurrente para los jóvenes hispanos que van a su tienda. "¿Han estado aquí alguna vez, es la primera vez que vienen?". Lo pregunta de modo casual, pero con la esperanza de reconocer alguna voz.
Fugitt no pierde la esperanza y afirma, contundente, que en donde sea va a encontrar a los asesinos de Macedo.
Por ahora, ha pedido la colaboración de medios de comunicación y, por su propia voluntad, se encargará de poner carteles en diferentes lugares de la ciudad: en los alrededores de la tienda El Rinconsito, sobre la calle 51 y en el sur, entre otros.
Sara cree que sería mejor no dar tanta exposición al caso. "Si se parara un poquito de recordar esto a la gente, podrían aparecer los asesinos". La policía ofrece una recompensa de $1,000 por alguna información que conduzca a los responsables.
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