HOUSTON
Lunes, 29 de Noviembre de 2004, actualizado a las 06:01
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GUSTAVO RANGEL
MICHAEL PARENTEAU MUESTRA FOTOS DE LO QUE FUERON LAS CASAS EN RUINAS RECUPERADAS PARA EL ARTE Y LA VIVIENDA DE MADRES SOLTERAS.
Artistas, al rescate del abandono

GUSTAVO RANGEL

Viejas casas fueron convertidas en galerías y viviendas de pobres

Para el arte no hay límites de creatividad.

Esta es la idea que ha puesto en práctica el programa Project Row Houses (PRH), que ha dado vida a un vecindario deprimido en el Tercer Barrio, en el centro de Houston.

Antes de 1993, el bloque 2500 de la calle Holman estaba lleno de casas abandonadas que servían para distribuir drogas, para refugiar pandilleros y para que se escondieran algunos drogadictos.

Las 22 casas de esta cuadra eran un grave peligro para la juventud del barrio y un constante recordatorio de la miseria que muchos de los niños de este sector tienen que encarar a diario.

"Cuando llegamos, no miramos lo feo del lugar, sino que vimos una oportunidad de revivir un vecindario que alguna vez tuvo mucha vida", dijo Michael Peranteau, director ejecutivo del proyecto.

Paso al arte

Entre todo lo feo de este vecindario, un grupo de artistas locales vio un enorme lienzo blanco listo para crear una obra de arte.

"A través de cultura y arte queremos rescatar y poner a trabajar estas casas a favor de la comunidad", agregó el director.

Artistas voluntarios, que incluyen escultores, pintores y escritores, se acercaron a la juventud para remodelar las casas.

Hoy, ocho de las 22 casas son galerías permanentes de arte que están abiertas al público.

En ellas se exhiben obras de artistas locales, regionales e internacionales.

Uno de los edificios que antes estaba en ruinas hoy sirve para que 50 niños lleguen por las tardes a participar en programas educativos, con clases de arte, piano, escritura, escultura, fotografía, baile y videografía.

Muy pronto quedará terminada la construcción de 13 unidades nuevas que servirán como viviendas de madres solteras de entre 18 y 26 años.

"Las casas no solamente les servirán a las madres para vivir, sino que sus hijos van a crecer en un ambiente positivo", compartió Peranteau.

PRH recibe donaciones privadas y del gobierno para sostenerse pero también piensa en crear otro tipo de ingresos.

"El proyecto tiene las metas de enseñar, preservar, crear, crecer y ayudar", comentó Roger Wood, voluntario.

"Queremos que la comunidad se sienta orgullosa de sí misma, y no hay mejor manera que las manos de sus propios residentes la cuiden ".

Los resultados han sido tan positivos, que PRH será ampliado.

"Vamos a seguir luchando para convertir lo abandonado en algo bello y de beneficio para la comunidad", prometió Wood.

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