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ROBERTO RAMOS |
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EN LA COCHERA DE ESTA CASA FUERON ENCONTRADOS POR LA POLICÍA LOS INDOCUMENTADOS QUE AHORA DEBEN ABANDONAR EL PAÍS, DEPORTADOS. |
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17 minutos, 8 preguntas, adiós
GALIA GARCÍA-PALAFOX
Nueve inmigrantes indocumentados frente a una juez de inmigración
Tres veces dijo "sí". Tres veces dijo "no"
"Guatemala" y "deportación" fueron sus últimas palabras.
Morales, le llamaron siempre, como si no tuviera primer nombre. Morales como se apellidan tres más de sus compañeros detenidos por estar en este país ilegalmente.
Cualquiera de estos días a Morales lo subirán a un avión que lo llevará de regreso a Guatemala.
En 17 minutos, la juez Susan Yarbiough recibió, interrogó y despachó el asunto de 9 de los 22 inmigrantes indocumentados que fueron encontrados encerrados en la cochera de una casa el 24 de octubre en el noreste de Houston.
Con ellos estaban dos coyotes que enfrentan cargos penales en una corte federal.
Desde su detención, los inmigrantes habían estado en centros de detención.
Ayer nueve de ellos comparecieron ante un juez de inmigración en el centro de detención de Houston.
Ocho eran guatemaltecos, uno salvadoreño. Todos vestían trajes verdes. Del verde que se usa en los hospitales. Estaban sentados en bancas de madera en dos filas en un pequeño salón. Todos tenían en las manos un par de hojas. En una de ellas había una lista de abogados de inmigración y consulados, por si querían solicitar asistencia.
La juez, frente a ellos, con un intérprete a su lado, explicó. El juicio tendría dos partes: la vista de instrucción de cargos y la de deportación, si los cargos eran ciertos. ¿Todos tenían sus papeles en la mano? Ese fue el primer "sí" de Morales, y de los otros ocho que contestaron a coro.
Los que quisieran pagar un abogado tendrían otra audiencia en 15 días. "Jiménez", "Sí". "Reynoso", "Sí". "Sánchez", "No".
Preguntaba la juez, traducía el intérprete, contestaban los reos.
Morales también respondió "no". No llamaría a un abogado.
Los cuatro que tendrán un abogado abandonaron el salón. Los otros se quedaron contestando a más preguntas rápidas y traducciones memorizadas.
"¿Alguno es ciudadano o residente de Estados Unidos?" "No", a coro. "¿Entraron a Estados Unidos ilegalmente?" "Sí". "¿Entienden que eso me da razón para deportarlos?". "Sí". "Alguno tiene esposa, padres o hijos ciudadanos de Estados Unidos?" "No".
¿A donde quieren ser deportados? "Guatemala. Guatemala. Guatemala. Guatemala".
"¿Alguien tiene dinero para pagar su boleto aéreo?" "Sí", dijo Sánchez, quien parecía listo para regresar. Hacía un par de preguntas y decía que no entendía. Su turno había pasado y seguía levantando la mano.
"Última pregunta señor Sánchez". "¿Si se paga luego se va más rápido uno?" El trámite, dijo la juez, tarda hasta 60 días, incluso si pagan inmediatamente. Durante ese tiempo seguiría detenido.
Alvarado preguntó si "uno podía salir sin pasaporte". Sánchez se apresuró a decir que él tenía pasaporte. Alvarado optó por la deportación. Morales también.
"Gracias. Buena suerte en sus viajes. Pueden salir con la oficial".
Fueron 17 minutos. La juez no quiso dar entrevistas. Ni siquiera para aclarar cuál era el primer nombre de cada uno de los Morales.
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