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Lunes, 6 de Diciembre de 2004, actualizado a las 06:01
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Muy pocos creyeron en este equipo regio

RICARDO LÓPEZ

Se podía esperar que Monterrey vibrara a estas alturas, pero no por culpa de los de las playeras rayadas

En el futbol mexicano no es muy común el manejo de momios, pero si así fuera, ellos hubieran sido totalmente desalentadores para los aficionados de los Rayados del Monterrey.

Se esperaba, en efecto, que la Sultana del Norte vibrara a estas alturas del torneo mexicano de futbol, pero no por el equipo que antes solía ser conocido como La Pandilla, sino por el otro club de la ciudad, los Tigres, con todas sus figuras.

Sorpresa señores. Es el Monterrey el que hizo todo el recorrido hasta la final, a pesar de las pobres expectativas de inicio de torneo, en especial luego de ese 6-2 con el que los Tigres los humillaron en la segunda jornada del Apertura, en pleno clásico norteño.

El conjunto de Miguel Herrera está a un paso del título a pesar también de otras dos grandes goleadas recibidas: el 7-1 contra Atlante en la semana 15 y el 4-0 del Toluca para cerrar el calendario regular.

No ha sido una ruta impecable, pero los Rayados, plagados de lo que los estadounidenses llamarían jugadores no names, han podido encontrar una mística alrededor de un director técnico muy trabajador —como toda la gente en Monterrey— y de un centro delantero que es una máquina de hacer goles.

Otro aspecto interesante de este Monterrey es que por momentos parece un equipo que, por su estilo, calca con otros conjuntos de Rayados de gratas memorias, practicando un futbol vertical y hasta desbocado.

Así, cuando uno ve a Guillermo Franco combinarse con Jesús 'Cabrito' Arellano, Walter Ervitti y Luis Pérez, a uno tiene que venirle a la mente la imagen de Francisco Javier 'El Abuelo' Cruz, corriendo la cancha y combinándose con aquel formidable Bahía, el que celebraba los goles como un 'avioncito'; o qué tal esos embates de Germán Martelotto y Toño González, el 'Negro de Santa Catarina'.

Este Monterrey de Miguel Herrera es distinto al de Daniel Pasarella que en el Clausura 2003 se llevó el campeonato con un aburrido 0-0 en Morelia, tras haber tomado buena ventaja en la ida. Este Monterrey ataca por definición, lo cual se agradece, aunque ciertamente no es un equipo que se defienda del todo bien.

En la Gran Final, todo se puede esperar, particularmente en un torneo tan extraño e inconsistente como el Apertura, pero algo sí es seguro: usted verá goles, pues tanto los Rayados como sus oponentes tienen los elementos para conseguirlos en buena cantidad.

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