Los mil colores de Bacilos
ENRIQUE LOPETEGUI
Con SinVergüenza, el tercer —y mejor— disco de Bacilos, el trío se afirma como una máquina para bailar, escuchar y pensar
Es difícil hablar de Bacilos, porque los hits de ellos no son común y corrientes.
Olvídense de 'Mi primer millón', una canción que grabaron casi a regañadientes: lo de Bacilos va mucho más allá.
Y pese a los dos discos, las nominaciones y el Grammy (por Caraluna, el segundo disco, en 2002), lo mejor de Bacilos es SinVergüenza, el tercer disco, que desde ya anunciamos a los cuatro vientos merece pitos y matracas (y de premios, ni hablar).
"Si, yo creo que es el mejor", dijo por teléfono desde Los Ángeles Jorge Villamizar, guitarra y voz de Bacilos, y uno de los mejores compositores en español, en el género que sea. "Bacilos es una banda de bar de las calles de Miami, donde teníamos que tener encendia a la gente. En el primer disco tratamos de alejarnos de eso, y quizás nos alejamos demasiado, porque en Estados Unidos nunca sonó [se ríe]. Para el segundo quisimos unificar conceptos: grabamos parranda, como en 'Mi primer millón'. Pero en este disco no queríamos dejarnos presionar por el éxito del pasado sino hacer brillar las canciones de una manera más profunda".
Pero el disco también tiene su lado agridulce: el coproductor Tom Capone (el más nominado de la última edición del Grammy Latino) murió en un accidente de moto horas después de la ceremonia del 1º de septiembre. Su súbita desaparición impactó a Bacilos, quienes habían tenido que luchar por tres meses para convencer a la disquera de grabar con él.
"Mucha gente se opuso a que contáramos con él", dije Villamizar. "Existe un mito, tal vez verdadero, de que los brasileños tienen un mundo y los hispanos otros, y de que un productor brasileño no sería el más indicado para producir hits latinos. Nosotros igual quisimos tratar. Uff.. Fueron tres meses de mala comunicación, y finalmente lo logramos. Y en gran parte lo logramos gracias al interés personal de Tom. 'A mí no me importa la plata', dijo. 'Si hay que pagar pasajes yo los pago' ".
Entre las canciones que produjo Capone se destaca 'Colores', poéticamente la columna vertebral del disco y un símbolo de l as inquietudes de la banda: la latinidad universal, la variedad, el respeto y, precisamente, una inmensa variedad de matices sónicos.
"Era la favorita de Tom", dice Villamizar. "La escribí para mi cuñada que estaba haciendo un disco para niños y me pidió algo que hablara de colores y contra el racismo. Está inspirado un poco en Gilberto Gil y Bob Marley. El reggae es el ritmo-insignia de la unión, la herramienta para condenar al racismo sin odio. Al hacerla me di cuenta que hablar del racismo dentro del marco infantil es muy interesante, porque cuando le tratas de explicar el racismo a un niño te das cuenta de lo absurdo que es".
Un acierto clave para el poder del disco fue la valentía de no sólo grabar un candombe (ritmo afrouruguayo tan irresistible como desconocido y poco comercial) sino de ponerlo al principio del disco.
" 'Sangre americana' originalmente era una bossa nova, pero [el coproductor] Juan [Zambrano] quería un ritmo que no fuera tan reconocible, algo que le diera una identidad más latinoamericana que no pudiera ubicarse en ningún contexto específico", dice Villamizar.
El disco es un homenaje al trabajo de conjunto entre dos productores y una banda que saben bien lo que quiere pero a la vez siempre está lista para intentar cosas nuevas. Y, en eso, Capone fue fundamental, ayudando a que Bacilos diera lo mejor de sí.
"Así como vivió, murió", recuerda Villamizar. "Intenso, disfrutando el momento, alquilándose una Harley Davidson y tomándose todos los tragos del mundo. Cuando llegamos a Río nos llevaron a una churrasquería. Y apareció Tom, este gigantón, metalero, y nos tomamos no sé cuántas caipirinhas. No nos habían bajado las caipirinhas y ya estábamos grabando. Increíblemente divertido. Tom era una persona muy cariñosa, muy cálida, y creo que ese amor se siente en el disco".
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