No baje la guardia frente a la influenza, protéjase
CLAUDIA ORTEGA
Una buena parte de los adultos menores de 80 años en la zona están desprotegidos contra la enfermedad
Brownsville — Aunque el número de casos de influenza en lo que va de año ha sido bajo en el Valle sería un error bajar la guardia, aconsejó Alison Abell, epidemióloga del Departamento de Salud (DHS) en Harlingen.
Para no contraer la enfermedad en lo que los expertos han definido como la temporada de influenza —entre octubre y marzo— Abell aconseja lavarse las manos constantemente, taparse la boca al estornudar y evitar lugares donde pudiera haber gente enferma.
Todos son métodos tradicionales y antiguos, dice, pero son muy efectivos.
"Es algo sencillo pero eficaz", dice Abell, cuyo departamento trabaja con hospitales y médicos para observar las tendencias de influenza en la población local.
Aunque las autoridades de salud calculaban que la escasez de vacunas alcanzaría 50%, este año fue menor que en otros, pero de todas maneras una buena parte de la población de menos de 80 años en el Valle no está vacunada.
Las autoridades, que intentan evitar un brote severo con la aplicación del programa nacional "Personas Sanas 2010", tienen la meta de vacunar en este año a 90% de los mayores de 65 años, según Andrew Lombardo, bibliotecario de la Biblioteca Regional de Salud (RAHC).
Los tratamientos
A nivel nacional en 2002, último año del que se tienen estadísticas completas, sólo 66% de los adultos mayores de 65 años fueron vacunados, y sólo 23% de los adultos entre 50 y 64 años recibió el medicamento, lo que no llegó a la meta oficial.
Las vacunas que se aplican durante el año, cada una dirigida específicamente a un tipo de influenza diferente, son consideradas eficaces y costeables por el Centro de Control de Enfermedades (CDC) en Atlanta, Georgia.
La influenza, que ataca a entre 10% y 20% de los estadounidenses cada año, causó la muerte de 36,000 personas, la mayoría ancianos, durante la temporada 2003-2004.
El Departamento de Salud de Harlingen depende de una red de "médicos guardianes" que reportan semanalmente los casos de influenza que detectan. También se nutre de información que proporcionan hospitales y clínicas de salud, para cuantificar los casos. Esta información se entrega al CDC, que la analiza y compara con las tendencias nacionales y mundiales.
Sin embargo, insiste Abell, las cifras son cálculos que no siempre se basan en análisis clínicos. Las pruebas de influenza, que incluyen un cultivo y exámenes rápidos, así como las vacunas, son difíciles de conseguir.
¿Escasez?
A pesar de la escasez de vacunas provocada por la contaminación en la planta productora de la farmacéutica británica Aventis Pasteur, uno de los más importantes proveedores de Estados Unidos, el total de vacunas recibidas a nivel nacional este año fue 65 millones de dosis, que cubrirán 67% de la demanda, según Alicia Omaña, del DHS.
Estas vacunas fueron suministradas por el laboratorio alemán GlaxoSmithKline, y cubrieron la demanda que antes satisfacían Aventis Pasteur y la francesa Chiron.
"La producción de las vacunas demora", dijo Omaña, quien explicó que el medicamento se cultiva en huevos especialmente criados para este propósito, de ahí la gravedad de la escasez.
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